Los carabineros son seres especiales que cuidan nuestro diario vivir y que generalmente me caen bien, aunque a veces cuando uno lo necesita de verdad, no están (cuando uno va en la micro en el metro y van unos flaites robando se bajan y se van tranquilos), pero a veces estos tipos se les pasa la mano de verdad y no estoy hablando del paco común, estoy hablando de las tortugas Ninja, esos miserables que se creen todopoderosos y con un palo de destruyen la espalda y ellos son felices, como si se sacaran la rabia de la semana y lo mas lamentable es que lo disfrutan, es un placer, un manjar romperle la cara a jóvenes, niños o mujeres.
Se que existen para mantener el orden en momentos difíciles, como protestas de universidades, eventos (recitales, partidos) y es mas arriesgan sus vidas cuando hay robos, o días como el 11, donde queda la cagada y es por eso que se les debe respetar, tiene una cercanía con los niños, pero de que son unos miserables, son unos miserables.
Esto paso un día en que yo y otros amigos, por las necesidades del alcohol durante altas horas en la noche, decidimos ir por un bajón en la comuna de Ñuñoa. Estábamos aquí disfrutando de unas ricas pizzas y de repente llegan ellos y nos empiezan a insultar y a golpear, nos piden nuestros datos y como vieron que la cagaron se fueron en un, dos por tres y nosotros no sabíamos si fueron nuestras alucinaciones con el copete o fue de verdad. Y como somos creativos los grabamos.
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