Empecemos con esta máxima: tratar de hacer una crítica de las películas de pixar es imposible. Imposible por las inmensas dimensiones en concepto y arte con la que los creativos de este gran estudio nos persuaden, a chicos y grandes, para caer rendido en cada una de sus entregas.
Cada uno de nosotros, fans de pixar, tenemos nuestra favorita, por razones arraigadas en su historia o guión, enamorándonos de sus personajes y sus heroicos actos, o por su estética, envidia de todo diseñador, o la música que a veces pasa desapercibida por que se une, de forma maravillosa a todo las artes antes mencionadas y que por si sola podría hablarse por horas o escucharse por días, haciendo que cada una de ellas se analizara de forma independiente.
Hoy tocare ese minuto o más, en donde se nos engancha para el próximo año, con fecha y hora, en donde se consagra la visita al cine por adelantado y para los más fans, la compra de la peli o el soundtrack y para los hijos juguetes, poleras y un sinfín de artículos, los famosos trailers.
Generalmente los trailers de pixar no insinúan mucho, conocemos a los personajes principales, el contexto a pinceladas y generalmente acompañados con una cuota de humor. Todo eso (lo que es muy poco comparándolo con otras películas, que es casi la película reducida a unos minutos, o incluso, es mas, a otras películas que no son animadas que su enganche son las grandes destrucciones, o el amor, la venganza, etc.) es suficiente para que nosotros caigamos como en un lapso de stand by esperando descifrar como se consagra pixar en nuestros corazones con sus historias que a pequeños los saca felices y a los grandes con un mensaje en nuestra cabeza y con un corazón rehabilitado.