
Después de una intensa y prolongada búsqueda de un donante, combatir con los problemas suscitados por diferentes males, la lucha por vivir, la esperanza de su familia, la larga espera y lo humanamente posible, hoy Diego nos abandona.
Creo sinceramente en el Reino y se con certeza que las lagrimas de hoy algún día se convertirán en alegrías. Fuerza a los familiares y en especial a su padre.